domingo, 22 de septiembre de 2013

● Entrevista: «Lo pensé mucho para regresar a las novelas» — El Nacional

Kimberly Dos Ramos interpreta a Patricia Palmer en Marido en alquiler. Aunque tiene un contrato de exclusividad con Telemundo, la actriz afirma que quiere volver a trabajar en el país.

Con un acento neutro, que por momentos parece mexicano, Kimberly Dos Ramos responde el teléfono en Miami, ciudad en la que vive desde hace tres años. La actriz acaba de finalizar las grabaciones de Marido en alquiler, su segunda novela con Telemundo luego de El rostro de la venganza, transmitida en Venezuela por Televen.

Se inició en los dramáticos en RCTV y luego dio el salto a la internacionalización con el personaje de la malvada Matilda Román, que interpretó en Grachi, la serie de Nickelodeon. Por ese papel acumula fanáticos en todo el mundo, y fueron ellos quienes la hicieron pensarlo dos veces antes de volver a las novelas.

Los personajes de villana son sus preferidos porque le permiten mostrar varios matices, aunque los de buena le han permitido expresar sus emociones. Dice que espera a un hombre que la haga sentir mariposas en el estómago.

—En Marido en alquiler trabaja con su hermano mayor. ¿En el set sigue siendo la chiquita de la casa?
—Es muy cómico, es el segundo proyecto en el que trabajo con él, porque anteriormente hicimos Grachi. Obviamente todo el canal sabe que somos hermanos y cuando nos toca grabar juntos nos echan mucha broma. Le dicen que me defienda de Antonio, que es la pareja de mi personaje. Siempre bromeamos mucho. Lo único es que en este proyecto no grabamos mucho tiempo juntos porque no tenemos una historia, aunque coincidimos bastante en el estudio.

—Su personaje es muy dócil. ¿Seguirá siendo así durante toda la novela o cambiará?
—Patricia es naturalmente muy dulce, muy estudiosa, a pesar de que su madre es un poco loca y muy materialista. Ella se asemeja mucho a su padre y va a seguir siendo así, sólo que a través de la historia va a pasar por muchas altas y bajas. Ella vive en una montaña rusa. Le ha tocado muy difícil, pero he disfrutado y aprendido mucho de este personaje.

—¿Cuál es la diferencia que encuentra entre hacer novelas y series juveniles?
—Es difícil, porque se manejan públicos distintos. Me gusta trabajar en dramáticos porque puedo interpretar a personajes adultos o juveniles, pero siempre dirigidos a una audiencia adulta. Las series, en cambio, son para niños, el público más difícil, porque son los que hablan con toda la sinceridad del mundo. Es como trabajar en dos mundos diferentes, ambos deliciosos. Lo pensé mucho para regresar a las novelas, sobre todo por los fanáticos que había ganado con Grachi. Eso me mortificaba, pero la receptividad fue muy rica.

—¿Qué es lo que más extraña del país?
—Tengo tres años en Miami. No extraño mucho, ¡sino todo! Si comienzo a hablar de eso no termino. Tengo un año y medio que no voy a Venezuela, no porque no quiera sino por el trabajo. Espero regresar pronto.

—¿Tiene alguna oferta para volver?
—Cuando comencé Marido en alquiler me propusieron un proyecto en Venezuela que me hubiera encantado hacer, pero había firmado con Telemundo y estaba en plenas grabaciones. Sin embargo estoy abierta a las propuestas y me gustaría mucho hacer algo en mi país, quisiera regresar a trabajar allá porque fue donde empecé.

—¿Está soltera ahora?
—Mi novio por el momento se llama trabajo. No me deja ver ni para los lados, es muy celoso. Estoy soltera, enfocada en el trabajo, aunque también muy abierta por si alguien me quiere querer.

—¿Qué busca en un hombre?
—Uno siempre se hace una imagen ideal de lo que debe ser un novio. Pero la verdad del asunto es que cuando llega la persona que te hace clic, te enamoras y punto y luego dices «ya va, él no es mi tipo», pero ya estás enamorada. Entonces yo no digo cómo quiero que sea el hombre, sólo quiero que me quiera, que me respete, que comprenda mi trabajo. Siento que cuando conozca a esa persona lo sabré. Ahí me diré «Kimberly, prepárate porque te llegó».

—Entonces cree en el amor a primera vista.
—Sí, sí creo un poco en eso. Claro, una tiene que seguir saliendo con la persona para saber si compagina contigo. Creo en esas cosquillas que sientes cuando ves a alguien y que te hacen preguntarte qué pasa.

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